La importancia de la participación educativa en los procesos de mejora
The importance of educational participation in improvement processes
*Christian Danner Loyola Bustos
Loyola, C. D. (2020). La importancia de la participación educativa en
los procesos de mejora. Revista Convergencia Educativa, 7, julio, 1-18.
DOI: http://doi.org/10.29035/rce.7.1
[Recibido: 30 marzo, 2020 / Aceptado: 18 abril, 2020]
RESUMENParticipar en un establecimiento educacional es integrarse activamente en la comunidad escolar con el fin de aportar a un objetivo compartido por todos: el mejoramiento de la calidad de la educación. El presente estudio tiene como objetivo dar a conocer la importancia que tiene la participación en los procesos de mejora educativa a partir de la revisión de bibliografía especializada. Se analizará el rol de la política educativa en la promoción de la participación escolar, resaltando la Política Nacional de Convivencia Escolar y el Plan de Formación Ciudadana. Palabras clave: participación educativa, mejora escolar, Política Nacional de Convivencia Escolar, formación ciudadana. ABSTRACT To participate in an educational institution is to be actively integrated into the school community in order to contribute to a goal shared by all: the improvement of the quality of education. The present study aims to make known the importance of participation in the processes of educational improvement based on the review of specialized literature. The role of education policy in promoting school participation will be analysed, highlighting the National Policy for School Coexistence and the Citizen Training Plan. Key words: Educational Participation, School Improvement, National School Coexistence Policy, Citizen Training. * Pontificia Universidad Católica de Valparaíso PUCV, Santiago, Chile. 1. INTRODUCCIÓN. LA IMPORTANCIA DE LA PARTICIPACIÓN La participación asociada al mundo escolar es un concepto que se ha venido trabajando fuertemente en las diversas investigaciones educativas durante el último tiempo. Actualmente, la participación corresponde a un proceso fundamental para generar procesos de mejora educativa efectiva quedando demostrado en una serie de marcos normativos y legales de la política educativa. De acuerdo con un documento del Ministerio de Educación, “participar en un establecimiento educacional es integrarse activamente en la comunidad escolar con el fin de aportar a un objetivo compartido por todos: el mejoramiento de la calidad de la educación” (Mineduc, 2016, 3). La participación incluye múltiples formas (instancias formales e informales) en que se puede ser un aporte, entendiéndose la participación como un proceso de involucramiento de los distintos actores de la comunidad escolar en las decisiones y acciones que los afectan a ellos o a su entorno. Esta puede darse de manera individual u organizada (Unicef, 2005, en Mineduc, 2016, 3). En la Ley General Educación define la participación como un espacio donde “los miembros de la comunidad educativa tienen derechos a ser informados y participar en el proceso educativo en conformidad a la normativa vigente” (LGE, 2009, 4). Las visiones y expectativas que se tiene sobre la escuela se fortalecen cuando los líderes educativos promueven dinámicas en sus comunidades para desarrollar relaciones de apoyo mutuo y propósitos compartidos (Leithwood & Riehl, 2003, citado en Mineduc, 2016). 1.1. OBJETIVO Y PERTINENCIA El presente ensayo tiene como finalidad conocer e identificar algunas características propias de la participación educativa y su importancia para la mejora escolar. Para esto, se toman en evidencia diversas revisiones bibliográficas y reflexiones con el fin de contribuir al estudio sobre liderazgo y gestión educativa. En función de lo anterior, se analizará en primer lugar; la participación y su importancia para la mejora; en segundo lugar, la participación y el rol de la gestión directiva en generar esos procesos; tercero, la participación y la política educativa, tomando en consideración el Política Nacional de Convivencia Escolar y el Plan de Formación Ciudadana con fin de visualizar el impacto y la importancia de generar acciones que promuevan la participación educativa; finalmente, se realiza una reflexión a partir del desafío que significa instalar acciones participativas. Un elemento a considerar, es que la participación escolar está fuertemente asociada al concepto de participación ciudadana (Ascorra, López & Urbina, 2016) y/o participación democrática (Tonon, 2012) en tanto se espera que en la escuela los estudiantes puedan realizar el ejercicio de la ciudadanía, a través de su involucramiento activo en los procesos escolares y también a través de la convivencia escolar (Martínez, Silva, Morandé, & Canales, 2010, Schulz & Fraillon, 2012, De Alba, García & Santisteban, 2012). Es por esto, que la participación puede ser una práctica que no se presenta de la misma manera en todos los establecimientos, donde algunos atribuyen la participación a la promoción de la convivencia escolar y otros a la creación de instrumentos de gestión como el Proyecto Educativo Institucional (PEI) (Mineduc, 2015). 1.2. METODOLOGÍA La propuesta metodológica del presente trabajo se fundamenta a partir de la revisión bibliográfica especializada en función del objetivo del ensayo. A continuación, se presentan los trabajos académicos (fuentes secundarias) más relevantes para el análisis (Tabla 1).
Trabajos consultados
Fuente: Elaboración Propia
2. PARTICIPACIÓN Y GESTIÓN DIRECTIVAEs importante que el ejercicio del liderazgo efectivo en las escuelas tenga una relación directa con la participación, cumpliendo un rol de refuerzo de los principios democráticos sobre la toma de decisiones en la organización escolar (Fusarelli, Kowalski y Petersen, 2011). De acuerdo con lo establecido por Trilla & Novella (2001) se proponen distintos tipos de participación entre las que se destacan: participación simple, participación consultiva, participación proyectiva y metaparticipación. Los autores establecen que a medida que se avanza en estos niveles, va aumentando la complejidad de la participación (Tabla 2).
Tipos de Participación
Es importante comprender que un proceso participativo necesita del diálogo y de generar espacios de reflexión crítica, que permita deconstruir significados que están arraigados en la cultura de las organizaciones y en los propios sujetos (Muñoz, 2011), es ahí la importancia de la gestión directiva. El trabajo en la escuela no puede ser considerado como un proceso individual, este se encuentra en la obligación permanente de establecer interacciones entre los diversos actores de la comunidad escolar para poder cumplir con las distintas demandas que el cotidiano impone. Desde una perspectiva del liderazgo distribuido, se trasciende de la figura del director y apunta a los distintos actores que, de una u otra forma, ejercen funciones de influencia en la organización escolar. Estos múltiples actores capaces de influir y desplegar prácticas de liderazgo van desde jefes técnicos, coordinadores de área o docentes (Anderson, 2012, Crawford, 2012, Spillane, 2006, Spillane, Diamond & Jita, 2003). Queda claro que no es sólo la visión del director lo que influye en la promoción de cambios profundos dentro de la escuela, la participación entonces cobra un valor como una práctica que facilita la instalación del liderazgo distribuido. Por consiguiente,
…un establecimiento que sabe escuchar a sus docentes, asistentes de la
educación, estudiantes y familias, y que genera diversas instancias de
participación no se crea espontáneamente o por mero decreto, “se
conforma en la dinámica de las relaciones humanas que se establecen”
(Mineduc, 2015, 18, Mineduc, 2016).
Por lo mismo, definir e intencionar los procesos de participación es fundamental dentro de las prácticas del liderazgo directivo. Sin duda que el rol de establecer visiones compartidas en las comunidades académicas es fundamental para la administración y el liderazgo educativo. En este sentido, Castañeda & Fernández (2007) resaltan lo importante que es tener una visión compartida para generar un aprendizaje organizacional y mayor participación de todos los actores de la comunidad educativa. “Involucrar a los distintos actores de la comunidad escolar: estudiantes, familia, docentes y asistentes de la educación, etc. facilita el trabajo en conjunto para alcanzar los objetivos, fortaleciendo la visión del establecimiento educacional” (Mineduc, 2016, 3). La importancia fundamental de establecer objetivos en una organización educativa queda establecida en lo señalo por Bellei et al. (2014) donde afirman que la definición de objetivos claros es el eje articulador de todas las decisiones de cambios impulsados por los directivos, y un elemento clave en el alineamiento de los esfuerzos de la comunidad escolar. Al respecto el Mineduc recomienda;
…los espacios donde la participación de distintos actores es
valorada y considerada en la toma de decisiones favorecen la generación
de un clima escolar positivo y los sentimientos de pertenencia de las
personas a una comunidad.
De manera organizada, el director y su equipo directivo pueden promover
la participación de los actores de la comunidad educativa mediante el
trabajo efectivo del Consejo Escolar, el Consejo de Profesores, el
Centro de Padres y Apoderados y el Centro de Estudiantes, entre otros
(Mineduc, 2016,3).
Sin embargo, estos espacios de “participación” no deben estar sujeto a un modo de participación clientelista (Muñoz, 2011). El Mineduc (2016) inspirados en el trabajo de Hart (1993) desarrolló distintos niveles de participación en el ámbito educativo. Cabe destacar que el hecho de que existan acciones o instancias participativas, éstas no aseguran necesariamente “la participación de todos los actores de la comunidad escolar o que estos puedan participar de distintas formas, no solo a nivel informativo, consultivo, sino que también a nivel propositivo y resolutivo” (Mineduc, 2016). A continuación, se presentan los cuatro niveles de participación en el ámbito escolar.
Tabla 3
Niveles de participación educativa
Al respecto,
“se espera es que el director y su equipo directivo no solo
informen de las decisiones tomadas o consulten a distintos actores
antes que ellos mismos las tomen; se espera que reciban propuestas y
definan en conjunto las decisiones finales” (Mineduc, 2016).
3. PARTICIPACIÓN Y LA POLÍTICA EDUCATIVA Como ya lo hemos mencionado, “participar consiste en el involucramiento y colaboración de las y los integrantes de la comunidad educativa en un marco de respeto, permitiendo que la gestión global de la misma cuente con mayores niveles de legitimidad” (Mineduc, 2017, 15). En el caso de las políticas educativas, estas han estado en permanente evolución vinculada a los cambios de nuestro entorno social, cultural, político, económico e institucional. Así, mientras que en el siglo pasado la toma de decisiones era exclusivamente estatal, con su poder de crear, estructurar y modificar el ciclo de las políticas públicas, en la actualidad la participación de diversos actores, la creación de consenso y la legitimidad en los asuntos públicos, se han tornado ineludibles para la gobernanza en cualquier territorio (Lahera, 2008, Espinoza, 2009, Aziz, 2018). En ese sentido, las políticas públicas son instrumentos de gobernabilidad que dan forma a la política, asignando ganadores y perdedores entre ciudadanos y grupos de interés, lo que suele afectar el ciclo de política, la participación y las demandas futuras (May & Jochim, 2013). En el caso de Chile, esta participación de distintos actores en los marcos legales de la educación tiene su inicio en el año 2006 con mayor preponderancia con marchas estudiantiles y el involucramiento de la sociedad en general. A partir de esa fecha se ha iniciado un periodo de participación de actores claves en la elaboración de las políticas, lo que ha influenciado varias leyes fundamentales que dan base a una reforma estructural del sistema educativo chileno, como la Subvención Escolar Preferencial (SEP), la Ley General de Educación (LGE), la Ley de Aseguramiento de la Calidad (SAC), la Ley de Inclusión, la Ley de Carrera Docente y la Ley que crea el nuevo Sistema de Educación Pública (Aziz, 2018), la Política Nacional de Convivencia Escolar (PNCE) y el desarrollo de la Formación Ciudadana (PFC), entre otras. A continuación, se analizará la Política Nacional de Convivencia Escolar (PNCE) y el Plan de Formación Ciudadana (PFC) como procesos de participación activa por parte de los diversos actores de la comunidad educativa. 3.1. Política Nacional de Convivencia Escolar (PNCE) La reciente Política Nacional de Convivencia Escolar define la convivencia escolar como “el conjunto de las interacciones y relaciones que se producen entre todos los actores de la comunidad” (PNCE, 2019, 9, citado en Aravena et al., 2019). “Dentro de este marco, se establece que la convivencia es un proceso permanente de aprendizaje y enseñanza, y una construcción sociocultural, de carácter dinámico y cotidiano” (Aravena et al., 2019, 2). Sin duda, se espera que esta actualización de la política de convivencia escolar modifique los procesos de toma de decisión a partir de la participación de todos sus actores. Al respecto;
…se espera de esta política sea una herramienta que aporte a la gestión
de la convivencia y a “una toma de conciencia sobre la materia de todos
los miembros de la comunidad educativa: equipos directivos, docentes,
asistentes de la educación, padres y apoderados y, por supuesto, los
más de 3,5 millones de estudiantes que existen en Chile (PNCE, 2019:
7).
Es interesante recalcar que la PNCE tiene cuatro características que permiten la promoción de la convivencia escolar en los establecimientos educacionales.
Figura 1. Ejes de la Política Nacional de Convivencia Escolar.
Fuente: Elaboración propia a partir de PNCE (2019).
Desde el punto de vista de la participación, “se busca promover la colaboración que faciliten la construcción de un sentido de pertenencia basado en una identificación positiva con la comunidad educativa, su cultura y las actividades que en ella se realizan” (PNCE, 2019, 14). Alude también a la existencia de oportunidades para la expresión de opiniones, la deliberación y el debate fundamentado de ideas, la construcción de acuerdos y el respeto de estos por parte de toda la comunidad, y la colaboración necesaria para llevar adelante las distintas actividades del quehacer cotidiano (PNCE, 2019). Es de vital importancia la labor y rol que juega el Encargado de Convivencia Escolar en los establecimientos educacionales quién debe ejercer una función de “Sponsor” liderando y gestionando el cambio a partir de estos ejes establecidos en la política.
La gestión debe ser coherente y pertinente, pues busca unir las
declaraciones conceptuales, el tipo de convivencia que se quiere
promover y las características del contexto específico de cada
establecimiento y sus actores, con los objetivos y acciones que se
diseñen e implementen (PNCE, 2019, 16; ver también a Fierro, 2013,
Mineduc, 2015).
El desafío, por tanto, es propiciar, dinamizar y permitir el funcionamiento de estas instancias de manera de constituirse en comunidades que se gestionan y se recrean en un proceso participativo de autoconstrucción (Mineduc, 2017). 3.1. Plan de Formación Ciudadana (PFC) La participación en el aula debe ser vital para el desarrollo ciertos aprendizajes en ciudadanía. Estas prácticas escolares deben ser entes colaboradores en la enseñanza – aprendizaje y en la interacción (Mineduc, 2017). Al respecto fortalecer preguntas reflexivas dentro del aula, Lluvia de ideas, definir con propias palabras, participar vía votos, expresar sentimientos y afectos, solicitar opiniones personales, elaborar pensamientos complejos, que los estudiantes propongan formas de trabajo, son algunas de las estrategias que tienen buenos resultados. Del mismo modo, la reflexión es una capacidad fundamental en el ser humano que permite ser partícipe de incidir en los cambios que ocurren en la sociedad. Al respecto, las prácticas reflexivas deben ir encaminadas a planificar las actividades escolares considerando secuencias reflexivas, genera clima de aula, fomentar el debate, incluir al otro, reflexionar sobre experiencias personales o familiares, reflexionar sobre la materia, reflexión sobre lo comunitario, reflexionar sobre la sociedad, los medios de comunicación, entre otros aspectos. Gracias a la Ley 20. 911 se posiciona en el currículum la inclusión de la Formación Ciudadana. Llama la atención de la Ley la amplitud de sus propósitos. “Promover” y “Fomentar” son los propósitos más utilizados para dar sentido a un conjunto de significados ya presentes en nuestros currículos: ciudadanía, derechos y deberes, Estado de Derecho, instituciones, virtudes cívicas, derechos humanos, Constitución Política, tratados internacionales, derechos del niño, diversidad, interés en lo público y cultura democrática (Henríquez y Rasse, 2018). En este contexto, la Ley 20.911 que crea el Plan de Formación Ciudadana invita a las escuelas y liceos a intencionar este diálogo. Para ello, establece que:
Los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado deberán
incluir en los niveles de enseñanza parvularia, básica y media un Plan
de Formación Ciudadana, que integre y complemente las definiciones
curriculares nacionales en esta materia, que brinde a los estudiantes
la preparación necesaria para asumir una vida responsable en una
sociedad libre y dé orientación hacia el mejoramiento integral de la
persona humana, como fundamento del sistema democrático, la justicia
social y el progreso. Asimismo, deberá propender a la formación de
ciudadanos, con valores y conocimientos para fomentar el desarrollo del
país, con una visión del mundo centrada en el ser humano, como parte de
un entorno natural y social. En el caso de la educación parvularia,
este plan se hará de acuerdo a las características particulares de este
nivel y su contexto, por ejemplo, a través del juego (Mineduc, s.f., 8)
Con el fin de alcanzar lo que establecen los siguientes objetivos a desarrollar en las escuelas y liceos:
a) Promover la comprensión y análisis del concepto de
ciudadanía y los derechos y deberes asociados a ella, entendidos éstos
en el marco de una república democrática, con el propósito de formar
una ciudadanía activa en el ejercicio y cumplimiento de estos derechos
y deberes. b) Fomentar en los estudiantes el ejercicio de una
ciudadanía crítica, responsable, respetuosa, abierta y creativa. c)
Promover el conocimiento, comprensión y análisis del Estado de Derecho
y de la institucionalidad local, regional y nacional, y la formación de
virtudes cívicas en los estudiantes. d) Promover el conocimiento,
comprensión y compromiso de los estudiantes con los derechos humanos
reconocidos en la Constitución Política de la República y en los
tratados internacionales suscritos y ratificados por Chile, con
especial énfasis en los derechos del niño. e) Fomentar en los
estudiantes la valoración de la diversidad social y cultural del país.
f) Fomentar la participación de los estudiantes en temas de interés
público. g) Garantizar el desarrollo de una cultura democrática y ética
en la escuela. h) Fomentar una cultura de la transparencia y la
probidad. i) Fomentar en los estudiantes la tolerancia y el pluralismo
(Ley 20.911, 2016).
Uno de los aspectos relevantes es la participación de la comunidad educativa. De acuerdo con Cerda et al. (2004) es necesario que se establezcan dinámicas de discusión sobre formación ciudadana en el establecimiento educacional asociadas a: a) el imperativo del cambio, b) necesidad de introducir una mirada ética en la formación ciudadana, c) importancia de lo público, d) expandir la mirada crítica, e) el currículo y las prácticas, f) convertir las prácticas cotidianas en motivo de reflexión y observación para estudiantes y profesores. Por otro lado, no se debe caer en malas interpretaciones teniendo en cuenta que realizar un Plan de Formación Ciudadana en la escuela no garantiza que se esté realmente promoviendo el desarrollo de la Formación Ciudadana de una manera íntegra. No consiste solamente en crear un instrumento que sirva para rendir cuentas (acountability) sino que realmente permita desarrollar y formar ciudadanos activos, críticos, sociales y políticos (Loyola, 2019). Finalmente, es necesario que los equipos directivos, tanto en su gestión y liderazgo no establezca limitaciones institucionales, éstas asociadas a políticas de rendición de cuenta, ya que impondrían a los docentes mayor carga de tiempo y escasos momentos de reflexión y participación escolar. De ahí la importancia de tomar decisiones acordes a los objetivos planeados en el Proyecto Educativo Institucional. Desde entonces, se están realizando un conjunto de acciones y actividades, con fuerte protagonismo de la comunidad escolar. Esto implica la formación de docentes y directivos, actividades extracurriculares, iniciativas de apertura a la comunidad y “una planificación curricular que visibiliza los objetivos de aprendizaje transversales que refuerzan el desarrollo de la ciudadanía, la ética y la cultura democrática en las diversas asignaturas” (Ley 20.911).
Figura 2. Espacios de participación existentes en la unidad educativa.
Fuente: elaboración propia.
Según texto del Ministerio de Educación, en relación a los espacios de
participación;
...para lograr esto, los establecimientos deben promover y fortalecer
espacios reales de encuentro en que se respeten los aportes,
experiencias y atribuciones del rol que le compete a cada actor. No
solo se espera que se fortalezcan y se establezcan espacios formales de
participación como los nombrados anteriormente (Consejo Escolar,
Consejo de Profesores, Centro de Padres y Apoderados, Centro de
Estudiantes), sino que esto incluya también espacios informales, como
actividades recreacionales, deportivas y artísticas, entre otras
instancias (Mineduc, 2016).
A raíz de lo anterior, presentamos siete acciones que fomentan la participación en el ámbito escolar donde, especialmente los líderes educativos, deben promover y desarrollar.
Figura 3. Prácticas que fomentan la participación en la escuela.
Fuente: elaboración propia.
El establecer valores de convivencia y que estos sean democráticos
permitirá que los distintos actores de la comunidad escolar se sientan
en confianza (relacional) para participar en las diversas actividades y
acciones que pueden surgir a partir del PEI, PME, PFC, PNC, entre
otras. El Proyecto Educativo Institucional representa, desde sus
propósitos, una de las mayores instancias de participación y
representatividad de entre otros tópicos el de una visión compartida,
promoción de prácticas democráticas y el fortalecimiento de una sana
convivencia entre todos los integrantes. Por esta razón se vuelve
relevante poder analizar la función que este instrumento cumple en el
proceso de mejora.Es fundamental, establecer normas de respeto cuidando el ambiente y las diversas expresiones, evitando caer en la discriminación, aislamiento, bullying, etc. Para que exista una participación efectiva se debe promover la comunicación fluida y tomar en consideración todas las voces de los actores educativos. La cooperación y colaboración son elementos que van de la mano con la participación, esto permite la cohesión y sinergia en la comunidad escolar. Sin duda, que el monitoreo es esencial, desde la perspectiva de la gestión, para evaluar que las acciones y actividades están teniendo un impacto positivo en la organización escolar. Es importante recalcar que el compromiso y establecer metas y expectativas son esenciales para fomentar procesos de mejora escolar. Vinculado con estas prácticas, se presenta una experiencia educativa en donde se evidencia la importancia de promover acciones participativas en la comunidad escolar, entre la que se destaca “el patio rojo pedagógico” (Agencia de la Calidad, 2016). Consiste en la implementación de exposición de los estudiantes permite un proceso de aprendizaje complejo, mostrando lo que saben y desarrollando destrezas comunicativas variadas, tales como: representar, explicar y demostrar, entre otras. Con esta actividad se logra fomentar la participación de todos los estudiantes, desarrollando habilidades comunicacionales y sociales de los estudiantes incorporando la presencia activa de apoderados en el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Esta dinámica permite desarrollar una evaluación de aprendizajes de manera no tradicional (Agencia de la calidad, 2016). 4. CONCLUSIONES Se aprecia un esfuerzo por parte del Ministerio de Educación en la Política Nacional de Convivencia Escolar y en la Formación Ciudadana, donde se pretende fomentar la participación en la comunidad escolar tomando en consideración a todos los actores de la comunidad educativa. Sin embargo, el generar una participación activa genera un desafío potente para los líderes educativos en movilizar creencias, asociadas a la colaboración mutua entre los que están inserto en la organización escolar. La implicancia de este ensayo está estrechamente ligado al desafío asociado a la participación. Este desafío está en no plantear la participación educativa a partir de marcos normativos “impuestos” sea esta una ley o decreto, sino que, por el contrario, las comunidades educativas busquen la promoción de acciones colaborativas – participativas a partir de la autogestión, tomando sus contextos y criterios, favoreciendo a la creación de altas expectativas, confianza y procesos de mejora. Entendemos que la participación educativa corresponde a una herramienta para la mejora escolar muy significativa. Así lo afirma y demuestra la evidencia especializada. De ahí surge la necesidad constante de crear, innovar, y establecer espacios de participación en la comunidad educativa tal como lo hicieron en la experiencia educativa “El patio rojo pedagógico”, donde se ponen en práctica cuestiones teóricas materializando acciones que generan impacto en la comunidad educativa. Los resultados y logros están relacionados con la creación de espacios de confianza entre equipo directivo, docentes, estudiantes y apoderados; colaboración y participación de las familias; hay un valor de las iniciativas y potencia la articulación de las asignaturas. La participación consiste también en un proceso formativo de enseñanza – aprendizaje a través del cual se puede facilitar la construcción de valores éticos y democráticos para la formación ciudadana. La consolidación de unos principios éticos nos conduce a pensar en una ética democrática donde el ciudadano participa en la transformación de su medio (Muñoz, 2011). Al respecto, Freire (2002), afirma que nos sentimos parte de un conflicto cuando la participación se da en condiciones de igualdad, cuando profundizamos en el diálogo y cuando analizamos y revisamos la realidad para posteriormente transformarla. En este sentido el diálogo supone fortalecer las condiciones de igualdad entre las personas que lo integran, pero se necesita asegurar unas condiciones para construir consenso en dicho diálogo. Es necesario establecer diversos canales de participación en la escuela, en donde se establezcan instancias efectivas, tanto de comunicación como de colaboración. Si bien es cierto, cada establecimiento educacional posee asociaciones formales de participación, que, sin duda, deben ser eficientes, también se debe mirar y visualizar aquellas instancias informales de participación con el objetivo de buscar distintas metodologías para recoger apreciaciones y voces de todos(as) los actores de la comunidad educativa. Para esto, se sugiere tomar en consideración, los tipos y niveles de participación que se dan en un establecimiento educacional, como también, las prácticas y acciones que se deben tomar en consideración para establecer procesos de mejora escolar. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Agencia de la Calidad (2016). Experiencia educativa Patio Rojo pedagógico [video]. Recuperado de https://www.agenciaeducacion.cl/multimedia/visitas-aprendizaje-compartiendo-experiencias-educativas/ Anderson, M. (2012). The Struggle for Collective Leadership: Thinking and Practice in a Multicampus School Setting. 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